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REVISTA EL_ESPEJO: Mandamás desnortado - Servicios CCOO. Grupo Bankinter

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REVISTA EL_ESPEJO: Mandamás desnortado

Miguel Ángel Martínez

Salgamos del palacete de Castellana en Madrid y subamos, subamos, subamos hasta toparnos con el Golfo de Vizcaya (el geográfico, mente sucia). Una de las oficinas sita en sus inmediaciones está comandada por un fichaje de hace unos pocos años, con una trayectoria de más de 15 en el sector, la mayoría de ellos en el área de empresas. Los ratios de la oficina a su mando en este periodo no destacan ni por arriba ni por abajo. Equidistantes, como sucede con la mayoría de centros.

Sin embargo, a primeros de enero todo cambia. Un día de sopetón aparece el mandamás de la organización junto con otro miembro del staff para entregarle al director la carta de despido. De primeras, este cree que se trata de una broma, pero al poco se da cuenta que de broma nada. La carta de despido es el corta/pega habitual, y cuya traducción sería: te has tocado los huevos, y mira que te hemos instado a no hacerlo, pero tú, erre que erre, con las dos manos en la entrepierna. Ya no confiamos en ti y, además, las cifras, es que no dan.. A la puta calle. Retahíla habitual de 'argumentos' que avalan lo procedente del despido según GdP, pero que no aguantan ni medio envite en Conciliación. Improcedente, y a soltar la guita. Caso cerrado.

No del todo. Queda pendiente un fleco: cubrir el hueco. Designar a la persona que va a dirigir la oficina. El mandamás designa a una compañera de un centro de empresas. Perfecto ¿y el hueco de esta en empresas? Sencillo: fichamos a alguien de fuera. Niquelado.

Es probable que en este momento esté usted pensando querido lector, si no hubiese sido más simple, lógico y menos traumático, hacer un cambio de cromos. Si consideraban que la labor del director de la oficina no era mala, pero no la esperada, sustituirlo por la persona de empresas y ponerle a él en ese cometido. La Entidad se ahorra una indemnización, así como el costo de un nuevo contrato (y formarlo, no lo olvidemos); y la persona despedida tiene una segunda oportunidad. Además, en un segmento que conoce... Porque ha habido precedentes.

Hace unos años a la responsable de Banca Comercial de Norte 1, en vez de echarla a la calle a raíz de ser acreedora de los peores registros del Banco, se la acomodó en otro segmento (empresas); y lo cierto es que su desempeño ha resultado satisfactorio. Se le dio una segunda oportunidad, y el tiempo ha demostrado lo acertado de la decisión.

¿Porqué no se ha actuado de la misma manera en esta ocasión?

Que el despido aconteciera dos días antes de una reunión de un centenar de personas de la Organización en el balneario de Puente Viesgo no es casual. Es un claro aviso a navegantes. Lo sencillo, lo cómodo es utilizar el miedo en vez de la motivación positiva. Lo primero (tener acogotada a la gente) puede resultar a corto plazo, pero lo inteligente es mirar más allá. Mas para ello es preciso que la dirección tenga amplitud de miras, y en el caso que nos ocupa, amplitud poca, y miras ninguna. Ejemplo magnífico de lo que sería una dirección desnortada, caprichosa, caduca y sin ideas.

Un director de una organización tiene una enorme carga de responsabilidad. Tiene que ser la correa de transmisión de las políticas establecidas por la Entidad, controlando que estas se lleven a cabo de la forma más solvente y eficiente en su ámbito de actuación. Tiene que gestionar a centenares de personas para, a la manera de un entrenador, ubicarlas en el puesto, cometido o función más adecuado a sus cualidades para que estas exploten y la Entidad salga por ello beneficiada. Ha de saber cómo motivar a las personas bajo su tutela, y tiene que mostrarse como líder, aunando sentido común, tacto, equilibrio y cercanía.

Nada que ver.

Título: REVISTA EL_ESPEJO: Mandamás desnortado

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